Los relatos (en movimiento) del #15M

artículo de ZZZINC para el proyecto #masacritica originalmente publicado en CCCB LAB

Escribimos sobre el 15M un 28 de junio. Hace poco más de un mes que empezó un movimiento para muchos inesperado, pero se ha escrito, dicho, visto y oído tantas cosas que resulta difícil pensar que…hace apenas un mes que empezó.

Intentar analizar un fenómeno que justo está aprendiendo a respirar como si fuera un objeto cerrado y fácilmente comprensible es una empresa que se mueve entre lo valiente y lo errático. Entre el análisis político y la crónica de los medios de comunicación creemos que existen enormes diferencias que dependen de variables como el tiempo, la independencia y, sin duda, el rigor. El tiempo, porque un fenómeno granular y complejo como el 15M no sólo es un movimiento, sino que se desarrolla en movimiento; intentar hacer fotos estáticas como si fueran panorámicas es un ejercicio sesgado que puede acabar en un monumental patinazo. La independencia, porque depender de la estructura y el ritmo marcado por un medio determinado nos puede llevar a aseverar cosas de las que no estamos seguros. La duda o la reflexión en voz alta se percibe como señal de debilidad más que como síntoma de un estado de cosas en perpetuo cambio y que cuesta descodificar. Y el rigor…¿hace falta decir que el rigor es importante para analizar cualquier cosa?. Ni vamos a intentar ni creemos poder analizar el 15M, pero afortunadamente, muchos y muchas ya lo están intentado.

Queremos hacer un repaso de lo que se ha dicho e interpretado, de los tempranos relatos que han ido apareciendo sobre el 15M. Algunos se solapan con discursos ya existentes sobre los movimientos sociales contemporáneos y el papel de las nuevas tecnologías, ya sean de carácter ciberutópico o cibeexcéptico. Otros se acogen a conceptos como el de multitud, o a la emergencia de una identidad múltiple que exclama “no nos representan” poniendo en jaque la piedra angular de la democracia representativa. Hay voces que ven en lo común, en la suma de singularidades aliada, el ingrediente básico de un proceso de innovación política que “camina lento, porque va muy lejos”. Algunos textos comparten nuestra perplejidad, y con mayor habilidad señalan la dificultad de explicar qué sucede dudando sobre si acaso nuestra caja de herramientas ya basta para entenderlo.

También hay plataformas desde las que se ha ido creando discurso a varias manos, algunas desde una posición meramente informativa y otras de carácter más analítico o normativo que sin duda han tenido un papel crucial. En cualquier caso, no pretendemos determinar si el 15M es un movimiento “reformista” o “revolucionario”, si es “libre” o está controlado por mentes abyectas desde la oscuridad, si va a suponer un punto de inflexión en nuestras vidas o si simplemente será un pie de página en los libros de historia. Permitidnos que intentemos ser algo ambiguos en este tipo de juicios para poder centrar el objetivo en analizar cómo se busca representar o explicar un fenómeno complejo que ha roto varias barajas en pocas semanas. Para esta labor seleccionamos algunos artículos que creemos interesantes -tanto por lo que dicen por cómo lo dicen- así como algunas plataformas que han tenido un papel destacado a la hora no sólo de informar sino de significar los hechos.

1. Todo nace en las redes

Cuando en el año 2002 Howard Rheingold escribió su libro Smart Mobs (Multitudes Inteligentes) todavía faltaban algunos años para que Twitter viera la luz y se convirtiera en una de las redes sociales más usadas del mundo. Tampoco existía Facebook, y por aquel entonces Mark Zuckerberg ni siquiera había entrado en Harvard. Sin embargo lo que Rehingold describe como “la próxima revolución social” es lo que está sucediendo ahora mismo en la red: “grupos de personas que emprenden movilizaciones colectivas —políticas, sociales, económicas— gracias a que un nuevo medio de comunicación posibilita otros modos de organización, a una escala novedosa, entre personas que hasta entonces no podían coordinar tales movimientos”. En el prólogo a la edición castellana, Rheingold comenta que los movimientos de Seattle contra la Organización Mundial del Comercio o la de los reporteros ciudadanos que en Corea movilizaron los procesos electorales a través del OhMyNews.com, de la misma manera que las movilizaciones colectivas del 11M en España, son ejemplos de que “nos hallamos ante un nuevo medio de organización social, cultural y política en ciernes” . Parece que “la próxima revolución social” ya está aquí, y que se organiza no ya a través de sms y blogs, si no a través canales mucho más efectivos y creados ad hoc como los grupos de fb y las etiquetas de twitter. Pero el carácter efímero que Rheingold daba a estas estrategias parece estar mutando hacia un nuevo paradigma.

El artículo Maig del Seixanta-twitt de @galapita y @hibai sobre las nuevas formas de comunicación en red y su influencia en la movilización política, pone el énfasis precisamente en el rol que han jugado las redes sociales en el movimiento. El texto destaca como Twitter deviene una herramienta de participación política y democrática sumamente efectiva al influir en las asambleas presenciales a partir de etiquetas que no sólo sirven para ordenar el debate sino para apuntar líneas comunes: #nonosvamos #notenemosmiedo #bcnsinmiedo #bcnsensepor #barriosdespiertos #puigdimissio #15msigue #aturemelparlament, etc. La novedad no estriba en el hecho comunicativo sino en que este movimiento es en sí mismo una red interconectada donde “web y organización analógica no se pueden separar”. No hay dicotomía entre barrio y red ya que el territorio de politización es omnipresente.

Para comprender la dimensión de este movimiento fuera de los canales de comunicación tradicionales resulta muy ilustrador el artículo Los virales de la #spanishrevolution de DeliaRodríguez. En él repasa aquellos contenidos que han viajado a la velocidad de la pólvora en Internet. Se trata de vídeos con entrevistas extremadamente lúcidas, fotos que evidencian la violencia de las fuerzas policiales, bulos y contrainformación, manifiestos hechos a partir de documentos colaborativos, artículos que denuncian, explican o teorizan. Contenidos que no siempre coinciden con lo que muestran los medios de comunicación masivos, pero que son los que verdaderamente crean estados de opinión y movilizan a la población a través de re-twitts, megusta en muros de facebook, y referencias en blogs y foros de Internet.

2. “No nos representan”: la crisis representacional de la clase política (y de los medios)

“Y lo mejor de todo es q ningún símbolo político, todos ciudadanos protestando contra la clase política de este país#15m#nolesvotes” @guyermadrid

“Tenemos nuestros propios medios de información. No necesitamos prensa ni televisión manipuladas #15m #19j #democraciarealya @emiliohdez

En este punto queremos señalar dos líneas de reflexión que se han abierto y que se encuentran expresadas en un mismo meme: “no nos representan”. Evidentemente, esta exclamación hace referencia directa a la clase política, a la distancia que siente la ciudadanía respecto a los cargos democráticamente electos. Pero esta crítica a la representación política se articula a su vez con una crítica a los medios, un cuestionamiento radical a la supuesta voz oficial para “narrar los hechos”. El movimiento 15M ha dejado claro que de la misma manera que los políticos “no nos representan”, los medios de comunicación son a su vez incapaces de representar el movimiento. Por un lado, diferentes partidos han intentado simpatizar con el #15m (sin mayor fortuna que reforzar el apartidismo), por otro, no pocos medios han querido homogeneizar la complejidad del movimiento denominándolo el colectivo de los indignados.

En un artículo titulado “¿No nos representan?”, Joan Subirats analiza la crítica dirigida a los políticos como una demanda que no es “antipolítica”, sino que acentúa la necesidad de repensar las claves bajo las que se justifica la representación.

“Con el grito “no nos representan”, se está advirtiendo que (los políticos) ni se dedican a conseguir los objetivos que prometieron, ni se parecen a los ciudadanos en su forma de vivir, de hacer y de actuar. El ataque es pues doble, a la delegación (no hacen lo que dicen) y al parecido (no son como nosotros). El movimiento 15-M no ataca a la democracia, sino que entiendo que lo que está reclamando es un nuevo enraizamiento de la democracia en sus valores fundacionales”

Una ciudadanía informada, que cuestiona la eficacia y el búnker bajo el que fecundan los ejercicios de intermediación y que señala medidas concretas que ya se llevan a cabo con éxito en otros contextos, es una ciudadanía que puede exclamar “no nos representan” con toda legitimidad. Por otro lado, Subirats nos recuerda que la crisis representacional no es un tema nuevo, y que son numerosos los trabajos académicos que desde la teoría política han buscado entender los orígenes, efectos y las distintas rutas bajo las que ha ido emergiendo esta crisis institucional. Desde luego la crisis representacional de los medios de comunicación tampoco nació ayer. Los intentos por representar al movimiento de manera sesgada por parte de algunos medios de comunicación, ha sido una y otra vez contestado, con cifras y letras, con vídeos y twits, con fotos y hashtags y, sobretodo, con capacidad de respuesta inmediata. Si hacen falta argumentos o enmarcar qué se quiere y por qué, una ciudadana indignada contesta directamente a las dudas de los medios. Pero lo novedoso es que la actitud no ha sido resistencialista, no se basa en contrarrestar lo que decía uno u otro medio. Los medios tradicionalmente llamados contrainformativos han tomado un aire diferente en el proceso actual. Plataformas como Periodismo Humano, Okupemlesones, SolTV, Madrilonia, bookcamping, n-1 y tantas otras, han ido produciendo el imaginario, la identidad múltiple y dinámica más próxima al 15M. Una forma de comunicar a tiempo real, analizando los hechos y compartiendo reflexiones sin buscar líderes, representantes o cabezas de turco. Tal vez, como comentaba el abogado David Bravo en un twitt “El problema de que el 15M no tenga una cabeza visible no es del movimiento, sino del verdugo, que no sabe por dónde cortar”.

3) Identifíquese

A la hora del mirar al movimiento 15M muchos observadores se sentían más cómodos identificando sus carencias que intentando definir sus propiedades; el portavoz del Partido Popular, Esteban González Pons, representa esta postura cuando afirma abiertamente que “El problema del Movimiento del 15M es que no sabemos qué cara tiene. Es un Movimiento que carece de portavoces, dirigentes y de estructura. Por lo tanto, cuando hablamos del 15M no sabemos exactamente a qué nos estamos refiriendo.” No es el único representante institucional o mediático que reclama que el movimiento se articule en base a estructuras identificables como condición imprescindible para entablar el diálogo. En las horas siguientes a las primeras acciones de protestas, el periodista Iñigo Sainz de Ugarte identifica esta renuncia a la organización estructurada como una de sus propiedades más desconcertantes:

“Los políticos querrían (…) que no fuera desorganizada, que tuviera una comisión con un listado de peticiones. Se reunirían con un ministro y les dirían que ya las irían estudiando. Para luego, olvidarse de ellas. Los medios de comunicación también querrían una cabeza dirigente, unos estatutos y un listado de reivindicaciones para examinar todo eso, con tranquilidad, eso sí, establecer a quién beneficia y luego asignarle un periodo de vida”

Pero “¿Qué quieren?” no es la única pregunta que resulta difícil responder; hay otra mucha más básica, pero sobre la que también cuesta encontrar consenso: “¿Quiénes son?”.

La imposibilidad de asignar una identidad unitaria que aglutine a todos los agentes que forman parte del movimiento es una de sus características definitorias. ¿Son los que acampan en las plazas los mismos que protestan y se organizan en las redes sociales? ¿Son las organizaciones convocantes de las manifestaciones del 15M y 19J, como Democracia Real Ya!, distintos de los ciudadanos que se coordinan para evitar desalojos hipotecarios? ¿Qué lazos les unen con los movimientos sociales tradicionales, o con anti-organizaciones como Anonymous, el disperso e inclasificable colectivo de hackers?

Quizás el Mapa Conceptual de AcampadaSol, realizado prácticamente en tiempo real a medida que avanzaban los acontecimientos, sea el intento más completo de reunir y organizar todos los relatos que de alguna manera confluyen en el 15M, que aglutinan o identifican a los miles de ciudadanos que se reunieron en las plazas y en los “hashtags” de Twitter. En el mapa conceptual están por supuesto los episodios históricos que lo anticiparon, tanto lejanos -Mayo del 68- como recientes -No a la Guerra, 13 de Marzo de 2004; están nuevas organizaciones disruptoras de corte ciberanarquista -Wikileaks, Anonymous- y movimientos cívicos surgidos en circunstancias radicalmente distintas: las protestas de la Primavera Árabe en Túnez o Egipto, y la revolución ciudadana en Islandia. Intentar asignar un único color ideológico al movimiento resulta igual de inútil. Protestas recientes que anteceden y en las que se ensayan las estrategías del 15M, como las movilizaciones contra la Ley Sinde o la campaña #nolesvotes reciben el apoyo de un espectro muy amplio de la sociedad más allá de parámetros ideológicos tradicionales.

Por supuesto, la mayor dificultad para responder a la pregunta de quiénes son y qué quieren es que los que se sienten parte del 15M no están seguros ni saben con absoluta rotundidad qué quieren y cómo son aquellos otros que les acompañan. El hecho de que Democracia Real Ya!, una de las organizaciones articuladoras claves en el movimiento, se haya desvinculado de acciones de protesta promovidas por otros agentes, o que buena parte de la esfera de los Blogs criticase con dureza a las asambleas de las acampadas por extralimitarse en sus objetivos declarados, condena cualquier intento de análisis del 15M como un movimiento unitario y jerárquico. El anhelo de definir un “consenso de mínimos”, unos principios que todos puedan suscribir, revela a veces una cierta ansiedad por poder defender un mensaje común.

4) Nuevas formas de composición política (o no tan nuevas)

“El encuentro de la gente reunida en la Puerta del Sol dista mucho de ser una masa estúpida y anónima, más bien, se debe hablar de una multitud inteligente que no elimina la expresión singular de cada persona y potencia la pluralidad” Jorge Moruno Danzi.

Encontramos también análisis que unen el #15m a formas contemporáneas de organizarse colectivamente, vías para ensayar formas de autogobierno no centralizadas que, pese a unir voces heterogéneas, se articulan bajo una identidad común. En el artículo “15-m, la era de los monstruos el sociólogo Jorge Moruno Danzi habla de los hechos pasados que han acumulado experiencias útiles que han influido al movimiento del #15m como “ciclos de protesta antiglobalización, que tomaron ciudades y protagonizaron portadas durante un cierto periodo de tiempo. No se trata tanto de un revival de aquellas experiencias, sino, más bien, de una evolución en las maneras de organizarse y expresar el descontento. Lo podemos observar igualmente en las manifestaciones contra la guerra de Iraq de 2003, las movilizaciones por una vivienda digna en 2006-2007, o el movimiento contra el Plan Bolonia en las Universidades”. De estos movimientos se destacan los intentos por diseñar una organización acorde a lo que se demanda, una composición política en red así como consignas como “No somos mercancía en manos de banqueros y políticos”, “este sistema lo vamos a cambiar”, “si gobiernan los mercados no hay democracia” que marcan el alcance de las demandas.

Esas misma tesis son la que argumenta Toni Negri, situando al movimiento en una experiencia mayor: “El 15M parece brotar de la nada. No es cierto: más allá de la actividad de los grupos, más allá de la casualidad (latente y perversa) de la crisis, pueden rastrearse en el movimiento acumulaciones, sedimentaciones, cambios en la duración”. Negri también destaca la capacidad organizativa del movimiento, su intento por mostrar formas de democracia directa y su intención de ser constituyente, afectando a las estructuras que cuestiona. La suma de singularidades, la multiplicidad de la identidad ‘multitud’ hace de sus “anomalías” una virtud. Esta idea es la que Raúl Sánchez Cedillo reseña en su artículo “15m, multitud que se sirve de máscaras para ser una”, cuando comenta que “Esta naturaleza de sistema-red abierto es a mi juicio la clave del carácter constituyente del 15M. El problema del autogobierno de una multitud, esto es, el de la conjugación de la diversidad del movimiento y su capacidad para unirse en la aplicación puntual de la fuerza, en las formas de decisión por una especie de «consenso emergente» o la capacidad de decidir en la sobreabundancia de matices y opiniones, hacen de este movimiento una formidable y perdurable amenaza”. En una línea similar, Santiago López Petitdetecta una noción común que sirve de aglutinante, donde “de pronto lo que parecía imposible ha sucedido. Mi malestar es también el tuyo, y el tuyo… la politización del malestar fuera de los códigos tradicionales ha permitido atravesar el impasse en el que estábamos metidos”

Pero también hay lecturas evolucionistas, que retoman otras experiencias y cuestionan los discursos que dicen reflexionar sobre la pluralidad política tales como el de ‘la multitud’, y que han buscado sembrar dudas y argumentar críticas sobre el movimiento. En un artículo aparecido en La Vanguardia titulado “En nombre de los castigados”, Francesc-Marc Álvaro señala que “Esta ideología antipolítica, antidemócrata, simplista, demagógica y populista existía antes de la crisis, siempre ha existido, adaptando su retórica a la moda de cada momento”. El autor destaca que la novedad en el movimiento es el formato (las nuevas teconologías) pero no su fondo, que permanecía latente y expectante para finalmente lograr simpatizar con gente que no encontrara otra brújula. En este artículo se emparenta el movimiento con tesis de dudosa utilidad que se articulan como “una respuesta puramente reactiva que aprovecha y explota el sufrimiento y la incertidumbre de mucha gente para vender una no-alternativa defectuosa y tóxica que, cuando se somete a las urnas, nunca pasa de obtener un apoyo testimonial; sólo deben contar el número de votos de los partidos de extrema izquierda”. Este relato nos abriría un punto nuevo, donde las dudas respecto a cómo entender el movimiento quedan esclarecidas por sujetos que en la sombra han manipulado las voces que se pensaban plurales. Un punto que podríamos llamar “voces críticas y conspiranoias” cuyos relatos también han acompañado al proceso y que, bien visto, también nos ayudan a entenderlo mejor -sino su esencia, tal vez si su trascendencia-.

5) Relatos en movimento

Es interesante ver cómo el movimiento camina a lomos de un sofisticado dispositivo de producción de discurso. Una etiqueta, trae consigo una consigna nueva. Tras la acusación de violentos, aparecieron lemas como “No somos violencia, somos la verdad que duele” o “Violencia es cobrar 600 euros”. Este diálogo con los tópicos y rumores que se extendían ha sido continuo. No se trata simplemente de responder, sino de resituar el problema, de producir contexto. Paralelamente, asistimos con asombro a un pliegue informativo donde existen medios oficiales, contra-oficiales, contra-contra-oficiales, medios oficiales-contra y alguna que otra combinación más. La institución comunicativa se desmorona y reinventa a cada minuto. El 15M se estira y se contrae, se define en propósitos concretos y abstrae sus pensamientos, se agolpa en la plaza, sale a la calle y se extiende en los barrios, es uno a la vez que es múltiple. Esto ha hecho emerger narrativas que expresan incomodad y otros tantas que expresan ilusión. Lo que para unos es un síntoma de debilidad y de poca definición, para otros es signo de apertura y aprendizaje.

Tras surfear por cosas dichas y escritas, tan solo podemos añadir una cosa: el aprender haciendo exige un comprender preguntando. Y en ambos frentes estamos ya que, como dice Marta Malo, hay que escribir para orientarse, a la velocidad que impone el momento.

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